costes de la no calidad

Costes de no calidad: ¿Están lastrando tus resultados?

¿Sabes a cuánto ascienden los costes de no calidad en tu organización? Muchas empresas no tienen en cuenta estos costes, por lo que llegan a convertirse en un agujero de pérdidas constantes que impactan en los resultados de forma grave.

¿Qué son los costes de no calidad?

Se pueden definir como los costes que tiene que soportar una empresa por la mala calidad de sus productos. Otros autores los definen como el total de costes que desaparecerían si la calidad del producto fuese perfecta.

Los costes de no calidad se asocian a los costes de calidad, ya que son inseparables de estos. Pueden ser muy difíciles de cuantificar. De hecho, muchos no se detectan, e incluso si se detectan es difícil conocer exactamente su importe.  Por eso se habla de costes tangibles e intangibles.

Además, mientras los costes de calidad están previstos de antemano, los costes de no calidad son, por definición, inesperados, lo que hace su impacto más grave.

Pueden ir desde pequeñas cantidades hasta grandes sumas de dinero, e incluso llegar a costar vidas humanas. Por ejemplo, en 2008 un error de fabricación de Toyota que afectaba al pedal del acelerador costó la vida a más de treinta personas, y provocó heridas a muchas otras.

Menos dramático y más reciente, el problema de Samsung y los smartphones Galaxy Note que explotaban. Hubo varias personas lesionadas e incluso algunos incendios que causaron daños materiales a los clientes de Samsung.

El caso de Samsung es un claro ejemplo de costes de no calidad, ya que los fallos en los teléfonos se debían a un error en la fabricación que afectaba a las celdas de las baterías.

Los costes de la no calidad en este caso son los derivados de retirar los productos defectuosos de la venta, los recursos que hubo que emplear para conocer el fallo que provocaba el desastre, las devoluciones de productos, y, mucho más difícil de cuantificar, pero igualmente importante, la pérdida de prestigio de la compañía.

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¿Qué tipos de costes de no calidad existen?

Estos costes se clasifican en costes de fallos internos y costes de fallos externos.

  •  Los costes derivados de fallos internos son los que se producen antes de que el producto salga de la compañía, es decir, antes de que llegue a las manos de los clientes. Algunos ejemplos son los costes que derivan de un embalaje defectuoso o la rotura de stock con la consiguiente pérdida de ventas.
  • Los costes asociados a fallos externos se generan cuando el producto ya está en manos del cliente, lo que hace que su impacto sea más grave, porque la imagen de la empresa se verá afectada de forma irremediable. El ejemplo típico es el coste de devolución de productos defectuosos.

Cómo reducir los costes de no calidad

Diversos estudios aseguran que el precio de la no calidad puede llegar a suponer un 20% de facturación de la empresa de media. En alguna crisis puntual, el importe puede incluso ser superior.

Solo hay una forma de reducir los costes de no calidad: invertir en mejorar la calidad.

Hay que partir de la base de que la perfección no existe, por lo que no es posible eliminar completa y totalmente el coste de la no calidad. Pero es necesario identificarlos, controlarlos y trabajar para reducirlos tanto como sea posible. ¿Y cómo? Invirtiendo en un sistema de gestión de calidad, como puede ser la implementación de las Normas ISO, la excelencia de la calidad mediante las metodologías LEAN o bien otro sistema de calidad específico para tu sector.

El conocimiento es la base de las buenas decisiones

Todas las empresas que sopesan la decisión de implantar o no un sistema de gestión de la calidad tienen en cuenta el coste de esta implementación, pero muy pocas de ellas contemplan el coste de la no calidad.

Lo cierto es que es absolutamente imposible tomar una buena decisión sobre la implementación del sistema de calidad si no se sabe lo que cuesta no llevarla a cabo. De hecho, el coste de la implementación del sistema de calidad casi nunca es tan elevado como los costes de la no calidad. Y es que hay que mirar estas implementaciones como lo que son: inversiones, y no gastos.

Existe un gran desconocimiento sobre cómo calcular los costes de calidad y no calidad en general en las organizaciones, fruto de la falta de cultura empresarial en este sentido. Estos son los principales impedimentos para su correcta gestión.

Los sistemas de gestión de la calidad ayudan a la empresa a desarrollar su actividad de forma más competitiva y rentable, potenciando la mejor planificación, la eficiencia de los procesos productivos, la formación de los equipos y la mejora del resto de funciones empresariales.

Si estás considerando si hacer o no una inversión en un sistema de gestión de la calidad, no olvides considerar los costes de la no calidad. Así te aseguras de tomar la mejor decisión posible.

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